La afición desmedida por la compra de calzado es algo más habitual de lo que podríamos pensar. Seguro que muchas habéis oído hablar de Imelda Marcos, esposa del dictador filipino y de la que se dijo poseía más de 3000 pares de zapatos, aunque según ella eran “tan solo 1060”. Sin llegar a estos extremos, son muchas las mujeres que tienen uno o varios armarios repletos de zapatos.
Si eres coleccionista o te consideras una loca por los zapatos, y siempre que no se trate de nada enfermizo, compulsivo u obsesivo, no tiene por qué ser preocupante. Pero si lo que te gusta de los zapatos es ponértelos y lucirlos, ten en cuenta que además de bonitos deben ser cómodos, pues la importancia de tu salud es vital.
No todo el mundo puede permitirse comprar joyas para sus pies, pero tampoco compres calzado que pueda dañar tu salud sólo por el afán de aumentar el número de pares en tu poder.
Si te gusta ir bien arreglada siempre, es normal que tengas calzado para diferentes ocasiones y modelos, pero es importante que compres con cabeza y no sólo con pasión, y que dediques un mayor presupuesto y busques una mayor calidad en aquellos que previsiblemente utilizarás más en función del ambiente en el que te muevas y tu estilo personal. Por ejemplo no precisan el mismo tipo de calzado una ejecutiva que pase diez horas diarias en una oficina que una gogó de discoteca, por ejemplo, aunque en su tiempo libres ambas lleven el mismo estilo.
Para que tu calzado esté perfectamente cuidado y ordenado dedícale uno (o varios) armarios apropiados con baldas y guárdalos ordenados por colores, mejor que por tipo de calzado, siempre bien limpios y a ser posible con hormas de madera en su interior para evitar que se deformen.
¿Cuántos pares de zapatos hay que poseer para estar obsesionada por ellos? No se trata de una cifra concreta, simplemente contesta a las siguientes preguntas: ¿tienes más zapatos de los que recuerdas? ¿Tienes más pares de los que usas? ¿Compras calzado que sólo usas una o dos veces y luego guardas sin volverlos a utilizar? ¿Compras más calzado del que económicamente te puedes permitir? ¿Has comprado dos pares prácticamente iguales y sólo lo has notado en casa o al cabo del tiempo? ¿Cuándo sales a comprarte una prenda de ropa siempre vuelves con un par de zapatos a casa aunque no fuera lo que salías a buscar? Si has contestado que si al menos a la mitad de estas preguntas, puedes empezar a preocuparte. En caso contrario, tranquila, disfruta de tu afición, siempre con cabeza.