La presión de grupo en la adolescencia afecta a muchos chicos y chicas que no saben evitarla o lidiar con ella. Si en cualquier etapa de la vida las amistades son importantes, durante la adolescencia lo son especialmente, para bien y para mal. Conoce a los amigos de tus hijos adolescentes, porque te serán de gran ayuda en muchos sentidos. ¿Te preguntas en cuáles? Pues aquí van algunos.
* Dime con quién andas y te diré quién eres. Esto no es 100% así pero si que es verdad que cada uno se junta con quien quiere, que en una clase o en una actividad deportiva, como en un trabajo, hay mucha gente y cada uno tendemos a unirnos a aquellas personas que nos son más afines. Es verdad que muchas veces chicos o chicas más inocentes acaban fácilmente en grupos poco recomendables porque se ven aceptados y se sienten valorados por sus integrantes (aunque no siempre sea así), pero lo normal es que cada quién se una a grupos de personas que le son más afines.
La manida excusa de las "malas compañías" se diluye un tanto en algunos grupos donde todos son mala compañía para los demás y ninguno es inocente. Sin generalizar, si ves que tu hijo/a anda con lo que denominarías "malas compañías", no eches balones fuera y plantéate si acaso no puede ser también tu hijo/a mala influencia para otros. El conocimiento es poder y si ves que las cosas van por ahí ya tienes medio camino andado para empezar a ponerle remedio.
De la misma forma, tampoco quiere decir que si tu hijo/a va con un grupo de buenas personas él lo sea, pero es muchísimo más probable que si prefiriera rodearse de personas problemáticas.
* Conoce a sus amigos y los padres de sus amigos. Sin intromisiones, pero qué menos que saber quiénes son los primeros y dónde viven o qué número de teléfono tienen los segundos. Hablar un día con los padres simplemente para presentarse y saber que en caso de dudas puedas volver a contactar con ellos y si es verdad o mentira algunas cosas que te pueda contar, como que a fulanito le dejan hacer tal o cuál, que van a celebrar el cumpleaños de menganita a la casa que tienen sus padres en el pueblo o incluso si existe zutano y no es una invención que sirva de excusa para casi todo.
* Si su amigo no te gusta no le prohíbas verlo, pero díselo. Todos sabemos que en la adolescencia el que te prohíban algo puede llegar a ser la única razón para hacerlo. Pero está bien decirle de buena manera, sin presionar y sin juzgar a la ligera, qué es lo que no te gusta de esa persona, por qué no te sientes cómodo con ella o no te gusta. Tal vez sea la forma en que tu hijo/a piense sobre algo que no había hecho o quizá ayude a que ponga en contexto algunos hechos o situaciones que le ayuden a ver a esa persona desde otra perspectiva. Confía en su criterio y su opinión, pero dale la tuya. Eso si, hazlo siempre en un contexto dialogante y positivo, no durante una riña o discusión, pues como decimos, se lo tomará de tal manera que puede ser peor el remedio que la enfermedad.
* Colabora con tu hijo/a y sus amigos. Si salen de noche y tienes que ir a recogerle a una hora determinada porque no hay transporte público, coordínate con otros padres para hacerlo; no sólo porque así podáis repartiros el ir un fin de semana cada uno, también porque verás el estado y la actitud de tu hijo/a y sus amigos en otro contexto que si le recogieras a él o ella sólo, y eso puede decirte mucho en positivo o en negativo, lo que te ayudará a reforzar unas conductas y a corregir otras.
Muchas veces los adolescentes optan por un tipo de ocio que no es el que más desearíamos los adultos a su cargo porque es lo más fácil, por imposibilidad de hacer otras cosas que les llenan más. Un ejemplo; quizá son un grupo muy activo y les encante el deporte de aventura pero no pueden apuntarse a algunas actividades como painting o ir a un rocódromo sin la compañía de un adulto. En ese caso tienes dos opciones, dejar que se aguanten y maten el tiempo de otra forma o ser ese adulto que necesitan. ¿Pero estás seguro de que ese matar el tiempo de otra forma sea igual de sano y positivo para ellos y su desarrollo o tirarán por un camino que no deseas y no les hace ningún bien? Otro ejemplo; les encanta tocar música y tú tienes un garaje aislado acústicamente, ¿les dejarás ensayar allí los fines de semana o pones toda clase de pegas absurdas y sin sentido que terminarán empujándoles a otras actividades quizá menos positivas?
Estate con los ojos abiertos y que no sea la dejadez tuya y de otros padres la que derive en actuaciones que en principio no partían de ellos.
En resumen, sin perder tu faceta de progenitor, no seas una piedra más en el camino, conoce a los amigos de tus hijos y utiliza ese conocimiento para una mejor relación con ellos y para su buen desarrollo de la personalidad.