El gato es un animal muy limpio, que se acicala varias veces al día siguiendo una rutina, y que cubre sus propias heces por instinto natural, pero así y todo hay que prestar atención a su limpieza y seguir unas normas tanto para su aseo como para mantener limpios los lugares en los que deja sus deposiciones.
En los gatos de pelo largo, especialmente, (aunque también les ocurre a los de pelo corto) hay que tener cuidado con que un aseo frecuente no le genere bolas de pelo en el estómago. Normalmente las vomitan o defecan sin problemas, pero en ocasiones pueden obstruir su intestino y eso es muy peligroso para él. Hoy en día existe pienso especial para este problema que también se puede evitar, en gran medida, cepillándole a diario pues así las bolas serán de menor tamaño y, por tanto, menos peligrosas para el felino.
Para las deposiciones del gato, debemos dejar una caja de bordes altos con arena a su disposición. Puedes ponerla en una terraza cerrada o en un baño con gatera, alejada del lugar en el que tiene la comida y del lugar en el que duerme. En ocasiones si hay más de un gato en la casa es necesario poner dos cajas diferentes porque no la quieren compartir y uno de ellos hace sus necesidades fuera de ella.
Si tu gato rechaza usar la caja que has habilitado para que haga pis y caca, puede ser por la arena que tiene dentro; prueba a cambiar de marca o cambia a una neutra si usas una perfumada. Si el problema persiste y antes si la usaba, consulta al veterinario, porque puede ser un síntoma de algún tipo de enfermedad o afección renal o de las vías urinarias.
La limpieza del cajón (retirada de deposiciones) debe hacerse a diario, pero no es necesario cambiar la arena y fregarlo cada día. Dependiendo de si lo usa un sólo gato o varios y de sus costumbres, puedes hacerlo una o dos veces por semana. Si estás embarazada y tienes miedo a la toxoplasmosis, sitúa el cajón en un lugar de la casa seguro y deja que se ocupe de la limpieza otro miembro de la familia o hazlo con guantes y mascarilla. Es realmente dificil que ocurra nada con un gato bien cuidado y unas normas de limpieza adecuadas.
La limpieza del cajón se debe realizar con agua y vinagre o con agua y limón. Es preferible evitar la lejía y el amoniaco o detergentes amoniacados porque potencian el olor de la orina felina.
Aunque no es habitual que se bañe a los gatos, no es peligroso hacerlo e incluso es recomendable si está especialmente sucio (se ha revolcado en barro o en alguna sustancia por accidente o travesura, por ejemplo) pero hay que bañarle con un champú especial para gatos. Si es la primera vez que se le baña hay que tener mucho cuidado para que no se ponga nervioso y a la defensiva, aunque quizá te sorprenda y sea uno de esos no tan raros gatos a los que les gusta el agua.
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