Hay jardines y jardineras de todos los tamaños, materiales y para todos los gustos. Esta vez queremos hablarte de esos recipientes que no han nacido específicamente para convertirse en jardinera, pero que de manera sorprendente son ideales para este menester. Objetos en desuso que puedes reciclar para esta nueva utilidad, convirtiéndolos en bellas y sorprendentes jardineras.
Pueden ser objetos en desuso que apenas han de ser restaurados para su nueva utilidad, un proceso rápido de reciclado u objetos nuevos a los que reconvertir sin mucho esfuerzo.
Si el estilo de tu jardín es ecléctico, rústico, moderno, oriental, etc… podrás utilizar diferentes tipos de jardineras. Las posibilidades son infinitas y sólo hace falta un poco de imaginación y un buen ojo para descubrir la mejor jardinera donde otros sólo ven un objeto corriente.
Por ejemplo una bañera con pie, coqueta y de aire retro, puede ser una estupenda jardinera tanto para un arríate floral como para un huerto doméstico en el que cultivar tubérculos. Si la bañera está en buenas condiciones, puedes dejarlo tal cual o bien pintarla con un color que combine (o contraste) con aquellas flores que se desee plantar en ella.
Una simple tetera antigua es un recipiente perfecto para una hiedra o cualquier planta colgante y colocarla bien en lo alto de un armario en la cocina como en una balda de un comedor e incluso sobre la repisa de una ventana frente a un jardín de aire rústico.
Un trofeo en forma de copa puede convertirse en un jarrón sin mucho esfuerzo. Según su forma y material puede utilizarse para flores cortadas de pie corto o largo.
Una pequeña pecera esférica o unas tulipas de lámpara en desuso pueden resultar un coqueto recipiente para cactus y plantas crasas de pequeño tamaño. Un uso para el que también son muy adecuados vasos de cristal o farolillos de luz.
Elementos caseros como un fregadero antiguo de mármol o unos abrevaderos de madera para el ganado pueden albergar un diminuto jardín de rocalla coqueto y sugerente o un pequeño arríate de aire rústico.
Un frutero puede convertirse sin apenas esfuerzo en una jardinera colgante tanto de interior como de exterior, dependiendo del material del que esté hecha. Por ejemplo los de porcelana de nuestras abuelas son ideales para interior sujetas con cintas de macramé.
Estas son solo unas pocas ideas, la verdadera gracia está en encontrar ese elemento que concuerde perfectamente con el estilo de nuestro jardín, o con encontrar un perfecto destino a un objeto que, de otra manera, terminaría en el contenedor de la basura.
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