El compost es el mejor abono natural para tus plantas (sean comestibles, es decir, en el huerto, como de jardín). Al haberse descompuesto de forma aerobia (en presencia de oxígeno) convirtiéndose en humus es un “alimento predigerido” para las plantas lo que facilita su absorción. Además disminuye considerablemente los ataques parasitarios.
El compost, para formarse, necesita un emplazamiento sombreado (puedes ubicarlo en una esquina del huerto). Venden compostadores de polipropileno o madera en comercios especializados, pero es sencillo hacer unos caseros con madera, tela metálica (una jaula de alambre), ladrillo o incluso en un bidón sin fondo con paredes agujereadas. Lo más cómodo es que ese cargue por arriba y pueda vaciarse por abajo. no tengas miedo de que de su interior emane olor a podrido, pues al descomponerse aeróbicamente eso no sucede: si a algo huele es al mantillo de los bosques.
Una buena opción es tener dos compostadores: uno para ir llenándolo mientras en el otro “se hace” el compost ya llenado. También está bien tener dos compostadores si tenemos fácil acceso a restos de podas y hojarasca, pues su descomposición es bastante lenta.
Para hacer compost puedes utilizar muchas materias primas diferentes, depende de lo que tengas más a mano:
-Residuos de cosechas: Los restos más jóvenes son mucho más ricos en nitrógeno que los de las plantas de más edad.
-Abonos verdes: Gramíneas, crucíferas o leguminosas.
-Hierbas o residuos de la siega de césped.
-Ramas de poda: Deben ser previamente triturados (venden trituradoras no muy caras, que pueden ser útiles si se dispone de mucho residuo de poda). Así y todo puede tardar más de un año en descomponerse.
-Hojas de árbol: La hojarasca que se recoge en otoño puede tardar en descomponerse entre 6 meses y dos años. Necesita un aporte importante de nitrógeno.
-Malas hierbas: Debes abstenerte de utilizar las raíces de las malas hierbas más fuertes. las ortigas, en cambio, son muy positivas porque facilitan la descomposición.
-Estiércol de animales pequeños: El de conejo o gallina es rico en nitrógeno.
-Estiércol de animales grandes: El de oveja es más rico en nitrógeno que el de vaca o el de caballo.
-Abonos orgánicos comerciales: Como pueden ser guano, por poner un ejemplo.
-Complementos minerales: Algunas veces es interesante incorporarlos.
-Algas y plantas marinas: En algunas zonas son fáciles de conseguir, pero tampoco es conveniente abusar de ellos. Pueden contener demasiada sal.
-Restos de cocina: Peladuras de fruta, hojas estropeadas de verduras… Es lo más fácil de encontrar.
El compost para formarse correctamente debe tener una proporción equilibrada de carbono y nitrógeno, y una humedad suficiente pero no excesiva.
Para la correcta descomposición de las materias primas y la obtención de un compost de calidad, es necesaria:
– Una buena ventilación: Como hemos dicho anteriormente, se trata de un proceso anaeróbico.
– La presencia de nitrógeno: Abundante en estiércoles o activadores del compostaje.
– Cal: No es imprescindible, pero “suaviza” el compost.
-Agua: A veces es necesario añadir un poco si los restos son muy secos o es un verano muy caluroso.
-Calor: En verano se descompone más rápidamente que en invierno.
-Bacterias: Presentes en la tierra que se va adicionando.
Y tú, ¿acostumbras a preparar tu propio compost?
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