Cómo diseñar un jardín costero

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cómo diseñar un jardín costero

La cercanía de un jardín al mar es algo más que una pequeña circunstancia, es algo que condicionará muchas de las decisiones de diseño que se deben tomar para hacer un jardín que además de bonito sea práctico y agradable para sus usuarios a lo largo de los años. En este artículos te damos unas bases sencillas pero muy prácticas para que sepas cómo diseñar un jardín costero. 

Un jardín cerca del mar no es necesariamente un jardín en primera línea de costa. Con este nombre podemos referirnos a todo jardín situado incluso a 2km del mar y en algunos casos de vientos habituales y persistentes procedentes del mar en zona llana, incluso a más de 10km del mar. 

La cercanía al mar suele provocar varios problemas comunes que hay que solventar; terrenos salinizados en exceso, fuertes vientos habituales, aparición de arena salinizada en superficie… 

La salinidad es, por encima de todo, lo primero que hay que tener en cuenta. Y no sólo para buscar plantas que la toleren bien, también a la hora de elegir elementos ornamentales no florales, en los que hay que evitar materiales a los que dañe el salitre que lluvia y viento traiga. 

A la hora de elegir las plantas, tener preferencia por las propias de la zona, las originarias del lugar en que se va a crear el jardín, pues son con las que no se fallará, las que son un acierto seguro. En todo caso hay plantas muy interesantes para tener en cuenta siempre que se trate de diseñar un jardín costero o cercano al mar, como los pinos marítimos, los tamarindos o el árbol de paraíso, palmeras azules, aligustres, buganvillas, aloes o madreselvas, por ejemplo. 

Tan importante como qué se planta es cómo se cuidará después. Conviene disponer de agua que no aumente la salinidad del suelo, que requieran poco agua de riego o que no precisen aportes extras de fertilizante que salinicen aún más el suelo

Los vientos costeros suelen suponer un gran problema en este tipo de jardines. Por su fuerza, por su persistencia y  por el salitre y arena que pueden llevar consigo. Para proteger el jardín de estos vientos puedes decantarte por diferentes soluciones, que a su vez serán un elemento importante en el diseño de tu jardín; grandes muros de piedra, gruesos setos de plantas que soporten bien la salinidad ambiental, vallas enrejadas metálicas que actúen como celosías de trepadoras (nuevamente, adaptadas a la salinidad ambiental), mallas de mimbre o de plástico, muros de ladrillo, estructuras que combinen piedra y madera a modo de pared… Cada uno de ellos, además de una imagen totalmente diferente a la hora de crear ambientes, tiene unos pros y contras que el diseñador (junto con el propietario del jardín si no son la misma persona) deben sopesar. ¿Merece la pena perder vistas para protegerse? ¿Preferimos estar a merced de los vientos porque no estamos dispuestos a perder vistas? ¿Nos parece bien disponer de un seto frondoso aunque nos cueste unos años tenerlo a punto y dé mucho trabajo mantenerlo? ¿No queremos elementos plásticos a ninguna costa? ¿Preferimos una solución económica aunque resulte menos estética o al contrario? Etc…

 

Foto by Pixabay

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