Organizar una cena a base de quesos es una buena forma de recibir invitados y que queden satisfechos aunque no sepas cocinar o no dispongas de tiempo para hacerlo. Si la vida diaria no te deja con ganas de meterte entre fogones, si quieres organizar una cena en un apartamento vacacional o un piso de estudiantes con una cocina con escasos utensilios, si inauguras casa y quieres servir algo informal… Cualquier ocasión es buena para organizar para tus amigos o familia una cena a base de queso. Sólo tienes que asegurarte de que entre tus invitados nadie es alérgico a la lactosa y que a todos les gusta el queso para empezar a ponerte en marcha; lo demás será coser y cantar.
* Los quesos. Elegir cuántos y qué tipo de quesos servir será la principal decisión a la hora de organizar este tipo de cena. Así y todo, no te tienes que complicar la vida si no quieres, ya que en muchos hipermercados y charcuterías disponen de tablas ya elaboradas, con lo que sólo tendrías que servirlas. Y si no, en cualquier comercio especializado podrán sugerirte 4-5 tipos de queso (menos quedaría muy escaso y más sería demasiada mezcla de sabores) diferentes entre si para servir.
Puedes optar por clásicos, hacer la compra en función de un presupuesto o elegir quesos de una misma región o país. Procura que sean lo más diferentes posibles y sirve cada uno en una tabla de madera, plato o bandeja diferente, para que no se toquen entre si. Si no vas a servirlos a la vez, empieza por los más suaves y termina por los de sabor más fuerte, pero lo ideal es tener todos en la mesa al mismo tiempo.
Puedes hacer pequeños cartelitos con su nombre para poner al lado de cada plato; sin complicaciones, incluso un cuadrado de papel o cartulina pegado a un palillo y pinchado sobre una porción de queso puede valer.
Corta cada queso como corresponda, y si tienes dudas en el lugar donde lo compres te podrán asesorar. Aunque muchas veces nos pudiera parecer más fino retirar la corteza y cortarlo en dados, lo suyo es cortar el queso curado primero en cuñas y luego en triángulos que incluyan la parte de corteza correspondiente (en una cata no se entendería de otro modo), los de pasta dura en trozos o lascas, los redondos pequeños (tipo Camembert o Brie, que en lugar de una corteza dura tienen una capa blanca formada por hongos) en triángulos, los rectangulares en pico, los piramidales en pico, los azules en bisel y los cremosos (tipo Torta del Casar), ya untados sobre rebanadas de pan o la pieza entera.
No saques los quesos directamente de la nevera a la mesa; déjalos a temperatura ambiente unos 15 minutos en verano y unos 30 minutos en invierno.
* La bebida. Aunque dicen que mejor amigo del queso es el vino, no siempre es así, Un queso muy fuerte o los quesos azules casan mejor con cervezas o sidra que con vino. Cada tipo de queso precisa de un tipo de vino muy diferente, por eso lo mejor es acudir a una vinoteca o bodega con la lista de quesos que vamos a servir y pedir consejo. Si no quieres servir tanta variedad de bebidas como de quesos, opta por una cerveza con cuerpo o una sidra natural de calidad.
De todos modos, el tema del maridaje es todo un mundo y si a la mesa no se sentarán expertos, seguro que simplemetne no arriesgando con bebidas incompatibles, todos quedarán contentos.
* El pan. Imprescindible. Lo suyo es servir una cesta con diferentes tipos de pan (entre 4 y 7 es lo ideal). Si vas a servir quesos cremosos o untables, al menos dos tipos deberían ser tostados (mejor si al menos uno de ellos son tostadas tipo melba u otra clase de pan tostado cortado muy fino, para que no pueda su sabor al del queso). Además de algún pan blanco de sabor más suave, puedes elegir especialidades como el pan de nueces y pasas que va bien con diferentes tipos de quesos o el pan de aceitunas negras.
* La fruta. Uno de los mejores acompañamientos para el queso es la fruta fresca. Uvas, brevas o higos (si es temporada), frambuesas (si sirves quesos de cabra o algún queso suave y tierno), manzanas y peras serán las que mejor le van. Puedes servir las cuatro primeras enteras y limpias, en una fuente o bandeja y las dos últimas en cestas junto con algún cuchillo para poderlas pelar.
* Frutos y frutas secos. Son otro magnífico acompañamiento para una buena tabla de quesos, especialmente las nueces, avellanas, uvas pasas, orejones (albaricoques secos), higos secos y dátiles. Sírvelos enteros alternándolos en una bandeja, o elige sólo uno o dos tipos y sirvelos en platos (las nueces y avellanas peladas, mejor en cestitas).
* Otros acompañamientos. Hay otros acompañamientos que le van muy bien a algunos tipos de quesos y que puedes valorar si te interesa incluir en la cena que organices para hacerla más completa. Miel si vas a servir algún queso azul, mermelada de frutos del bosque, de fresas, arándanos, moras o frambuesas si vas a servir quesos de cabra o tipo camembert, por ejemplo, dulce de membrillo o dulce de manzana para acompañar quesos manchegos entre otros, ensaladas sencillas (por ejemplo de tomate y aceitunas negras o de rúcula o canónigos (siempre con un aderezo sencillo pero sabroso), encurtidos, galletas saladas… Hay multitud de posibilidades.
Si la idea es no cocinar, elige un par de tipos de aceituna para servir en cuencos separados (por ejemplo negra cacereña y partidas aliñadas o arbequina y kalamata), unos dados de dulce de membrillo, unas galletas saladas (que puedes servir junto al pan) y unos tomatitos cherry aderezados con una pizca de sal y unos hilos de aceite de oliva virgen extra.
* El postre. Normalmente en estos casos no se sirve postre, pero si no te quedas satisfecha o crees que tus invitados no se sentirán satisfechos sin él, decántate por un coulant de chocolate o una clásica tarta de manzana (en este caso no sirvas manzana ni dulce de membrillo como acompañamientos de los quesos), un sencillo bizcocho o unos hojaldres clásicos. Evita rellenos de cremas, yogures y cuajadas.