Las aguas de sabores son una de las bebidas que mejor quitan la sed y menos calorías aportan al organismo. Se trata de utilizar elementos naturales para aportar sabor al agua añadiéndole las mínimas calorías posibles. Si te gusta refrescarte, el agua sola no te apetece y no quieres consumir refrescos o demasiados zumos, te va a interesar saber cómo hacer aguas de sabores deliciosas. Te lo contamos.
Cómo hacer aguas de sabores: todas las claves
El tiempo es imprescindible
Para preparar aguas de sabores necesitas utilizar elementos naturales que aporten sabor al agua añadiéndole las mínimas calorías posibles. Por ello desde que se preparan y hasta que se consumen lo ideal es que transcurran al menos 12 horas, para que se tomen bien los sabores. Ese tiempo hará que los elementos añadidos al agua aporten a ésta su sabor y su aroma.
Lo ideal es que esas horas de reposo necesarias el agua permanezca en una botella cerrada en la nevera, y así va cogiendo también la temperatura adecuada.
El método rápido para hacer aguas de sabores cuando no puedes esperar
El método rápido pasa por infusionar algunos elementos vegetales para luego enfriarlos tal cual o mezclados con otros ingredientes que enriquezcan su sabor. Acorta el tiempo de espera para poder tomarlas aunque igualmente hay que dejarlas enfriar y quedan mejor pasadas unas horas. Puedes hacer una infusión de té negro como base para mezclar con daditos de melocotón y sacarina o una infusión de menta para mezclar con un limón cortado en ruedas finísimas y unas gotas de sirope de ágave, si te gustan los sabores clásicos. Si prefieres sabores más inusuales pero deliciosos, prueba a infusionar flor de hibisco y mezclarla con la corteza de media lima y la corteza de media naranja.
Cómo hacer aguas de sabores con el método clásico
Es más sencillo pero el resultado son sabores más suaves, menos concentrados. Para ello sólo hay que poner los ingredientes que queramos que aporten sabor al agua en una jarra con tapa o en una botella de cuello ancho, cubrirlos con el agua y dejarlos reposar el tiempo necesario (como te decía antes, 12 horas puede ser suficiente) para que el líquido recoja los sabores y aromas de sus acompañantes. Las hierbas, introdúcelas lavadas y frescas, las verduras y frutas cortas en daditos pequeños o láminas finas. Puede añadir algún edulcorante pero no te pases con el azúcar o ya no serán aguas saborizadas (por su aporte calórico). Al servirlas, puedes añadir unos hielos pero recuerda que si son de agua sin más, rebajarán el sabor de la bebida a medida que se vayan deshaciendo.
La magia de preparar hielos de sabores
Para que el agua de sabores esté bien fresquita el máximo tiempo posible, lo ideal es servirla con unos hielos. Salvo que uses cubitos metálicos o de otros materiales especialmente creados para no aguar las bebidas, el sabor de ésta irá perdiendo fuerza, se irá diluyendo, al ritmo en que se deshagan los hielos. Para evitarlo, utiliza hielos de sabores; haz zumo (por ejemplo de limón) y congélalo en cubitos de hielo o haz lo propio con algunas infusiones. Además puedes poner una hierba fresca o un pétalo de flor comestible en cada hueco de la cubitera antes de rellenarla para darle más sabor y otra presencia.
Los edulcorantes son opcionales
Procura no utilizar azúcar o miel para endulzar tus aguas de sabores, pues su aporte calórico es importante y no entra dentro de la filosofía de lo que es un agua de sabor, más bien crea una bebida dulce. Las aguas de sabores puedes consumirlas sin miedo a que te aporten calorías de más, es una forma de sustituir el agua insabora por una alternativa semejante con mucho sabor. Opta si necesitas darle un toque dulce por usar sirope de ágave, estevia o sacarina, por ejemplo.
Frutas y verduras para tus bebidas caseras hipocalóricas y refrescantes
Elígelas frescas, con mucha potencia de sabor y aroma y córtalas muy finas para que aporten mucho sabor al agua. Los cítricos son una maravillosa opción, las frutas del bosque bien maduras (y mejor ligeramente machacadas) con una delicia, vegetales como el pepino o el hinojo gustarán a los más atrevidos. Las opciones son tantas que sólo hay que jugar un poco con los sabores favoritos de cada uno.
Hierbas y especias: uso inteligente
Las hierbas úsalas siempre frescas, sin tratar químicamente y bien lavadas. Y anímate a incluir en algunas de tus mezclas especias pero moderadamente, como un toque de jengibre o unas bayas de enebro, por ejemplo. Entre las hierbas, las más usuales son la menta, la hierbabuena, la melissa, la hierba luisa y la albahaca.