Si andas un poco justa de presupuesto,si necesitas estirar al máximo el dinero destinado a las comidas de las celebraciones navideñas y no sabes por dónde empezar, aquí puedes encontrar algunos consejos muy prácticos para lograrlo. Porque con un poco de maña y sin que ningún comensal se de cuenta, habrás hecho cundir muy bien tu dinero, siguiendo estas sencillas y efectivas pautas. Verás qué facil es estirar el dinero de las comidas navideñas.
* Mira ofertas y compara precios. Si, es algo que ya sabes, ¿pero lo llevas a la práctica? Además de comparar precios de productos concretos entre las ofertas de diferentes comercios, busca alimentos de celebración que sepas cocinar especialmente bien o que tengas la certeza de que gustarán a los comensales que se sentarán a tu mesa y elige el que salga más a cuenta. No mires sólo el precio final, los números absolutos, también el desperdicio que tiene (si cuestan lo mismo un solomillo de cerdo que una perdiz, te sale más barato el primero que prácticamente no tiene desperdicio, que el segundo, ya que un alto porcentaje del producto es desperdicio, por ejemplo) y cuál saldrá más barato cocinar (si uno ya viene preparado y listo para servir y otro requiere cocinado, por ejemplo, o si uno se cocina en unos pocos minutos de olla y el otro requiere una hora o más de horno).
* Combina productos de mayor precio y considerados festivos o de celebración con otros más baratos. No es necesario que todos los productos del menú sean exclusivos y tengan un alto precio. Si eliges un alimento principal caro no hace falta que lo sirvas acompañado de otros productos de alto precio, puedes elegir una preparación en la que los ingredientes que lo acompañan sean más modestos (y no por ello menos sabrosos). Por ejemplo, en lugar de rellenar un rape con gambones y nécoras y servirlo con almejas en salsa , puedes rellenarlo con setas y jamón y servirlo con una salsa de mejillones. O en lugar de servir un magret de pato con una salsa casera de frutos del bosque, puedes acompañarlo con una salsa casera de naranja. No son preparaciones menos sabrosas y están más compensadas económicamente hablando.
* Opta por guarniciones sustanciosas pero económicas. Hay muchos productos muy ricos y que tienen un precio bajo; aprovéchalo. Te lo explico con un ejemplo, ¿quieres acompañar un solomillo de ternera con boletus edulis? Necesitarías al menos 75gm por comensal. Si lo acompañas con unas cestitas de patata rellenas de boletus, podrás hacerlo con la mitad o menos y la patata sale mucho más barata, además de saciar más. Prueba a acompañar carnes y pescados con patatitas duquesas, risottos vegetales, polenta de setas o ensaladas de cuscús, por ejemplo.
* Evita frutas y verduras que no estén de temporada. Es absurdo gastarse un dineral en unas fresas insípidas para acompañar un postre de chocolate, por ejemplo, cuando puedes combinarlo con naranja o mandarina que no son menos ricas y están a mucho mejor precio por ser de temporada. Aprovecha la temporada de alimentos como la lombarda, escarola, endivia, castañas, granadas, naranjas… Podrás preparar platos llenos de sabor a buen precio.
* Opta por preparaciones saciantes pero no pesadas. No se trata de llenarse artificialmente, si no de quedar satisfecho en la mesa. Puedes preparar mejillones rellenos de bechamel en lugar de mejillones a la vinagreta, por ejemplo, o servir rollitos de ave rellenos de frutos secos en lugar de rellenos de setas silvestres. Llenan más y no son menos festivos ni sabroso. ¿Otros ejemplos? Unos aperitivos de empanada de bacalao en lugar de unas brochetas de bacalao y gambas, unos canapés de manzana y foie en lugar de unos tacos de foie con salsa de manzana, unos huevos rellenos de langostinos en lugar de unos langostinos a la plancha. Son sencillos detalles que te permiten alargar el dinero, variando ligeramente las preparaciones. Ese pequeño añadido de pan, o masa, o bechamel… que hace que uno se sienta bien con menos cantidad del ingrediente principal, puede ser un mundo sobre todo si tenemos muchos comensales a la mesa.
* Alarga los alimentos de mayor precio. Y para ello no los sirvas solos aunque requieran algo más de trabajo y tiempo en la cocina, porque ahí es donde más vas a poder estirar el dinero, donde más notarás el ahorro. Vamos a verlo con algunos ejemplos prácticos:
– Si sirves como entremeses langostinos a la plancha o cocidos, por ejemplo, necesitarás al menos una docena por comensal; si sirves unas hojas de endibias rellenas de langostinos enteros, huevo cocido picado y salsa cóctel te valdrá con la mitad y podrás emplear la cabeza y las cáscaras para un consomé de marisco.
– Si sirves unas almejas a la marinera o en salsa verde, quedaría realmente rácano contar menos de 350gm por comensal (más de la mitad es cáscara, puro desperdicio). Prueba a servirlas en un arroz clásico o en risotto; te valdrá con una tercera parte o menos por comensal y el resto de ingredientes que necesitas para ello son de muy bajo precio. Además es un plato saciante (como nombrábamos en un punto anterior).
– Una tabla de embutidos ibéricos, no resulta barata. Si tienes que economizar por ahí, prueba a servir las lonchas en pulguitas de pan o enrolladas en grisines, por ejemplo. Necesitarás la mitad de embutido por comensal que de otro modo.
– Foie. En lugar de servir un medallón a cada comensal, ¿Por qué no rellenar unas manzanas asadas con él? Quedará más trabajado y original, y te puede salir por un cuarto de precio de diferencia.
Como ves con estos ejemplos, se trata de no usar los productos de mayor precio como ingrediente casi único, si no como ingrediente destacado de una elaboración.
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