En los últimos meses los cafés para llevar se han puesto de moda. Es imposible visitar la sección de refrigerados de un hipermercado o la zona de cafés y no encontrarse con varias marcas y tipos de cafés para llevar. ¿Pero realmente merecen la pena?
Por qué la moda de los cafés para llevar.
En parte puede que la moda del café para llevar tenga que ver con el ritmo de vida actual y las prisas, pero no únicamente. Las películas y series de televisión tienen una gran influencia en las modas, también en las gastronómicas, y estamos habituados a ver a la chica profesional, guapa y atareada de turno conducir o caminar por la calle con su vaso de café para llevar al trabajo. O al tipo de éxito que no puede pararse a tomar un buen café y lleva uno de estos famosos vasos con tapa.
El boom de las cadenas de cafeterías con una oferta amplia de sabores diversos también ha tenido mucho que ver con esta moda que ya ha llegado a los supermercados y que se está asentando rápidamente. Poder encontrar sabores originales y variados es un aliciente para muchas personas.
A todo esto se suma la acción publicitaria muy bien llevada de varias marcas pujantes, que sobre todo dirigidas a un público joven, femenino y urbano, han tenido un gran éxito.
Lo cafés para llevar raramente contiene el café de los muy cafeteros.
Pero ¿son los cafés para llevar para los amantes de un buen café? No nos engañemos, por regla general no lo son. Aunque hay excepciones, se trata más de una bebida con un porcentaje de café que de auténtico café. Una opción muy rentable para los fabricantes, con mucha agua y algunos ingredientes totalmente prescindibles en un café que se precie como espesantes, estabilizantes o aromatizantes artificiales añadidos. La adición de varios edulcorantes en cantidad no siempre clara es otro punto que hace que sea una opción poco saludable.
Para los muy cafeteros que precisen de cafés para llevar, una mejor opción es recurrir al sempiterno termo. ¿Una opción demodé? Puede que sí visto lo visto, pero totalmente recomendable. Un termo de vaso ocupa y pesa poco, es reutilizable (más ecológico) y te permite preparar el café exactamente a tu gusto. Con el punto de cargado que deseas, el toque (o no) lácteo que te gusta y el punto de dulzor con el ingrediente que te de la gana. Además, puedes tomarlo frío, incluso casi helado si te apetece, o caliente como recién hecho si lo deseas.
Cafés para llevar de supermercado Vs cafés para llevar hechos en casa.
Los primeros te hacen ganar en rapidez, al menos a diario, aunque no tanto así al comprarlo y ocupan mucho más en casa que los segundos. También generan más residuos en forma de plásticos y otros materiales de su envase. Ofrecen una gran variedad de opciones de sabores, pero este no está personalizado (no puedes elegir la cantidad exacta de café, o de leche, o el punto de dulzor). Son muy cómodos de llevar y no hay que preocuparse de fregar cacharros.
Aunque los segundos requieren de invertir en un vaso termo o dos, este no es caro y se amortiza rápidamente la inversión porque hacer el café en casa sale claramente más barato que en las opciones de cafés para llevar comercializados en vaso.
Al final el consumo o no de unos u otros, es mera cuestión de preferencia personal. No parece que los cafés para llevar de supermercado hayan llegado para sustituir a los de cafetería o preparados en casa; hay mercado para todos ellos. Y aunque todos son consumidores de café sus exigencias en cuanto a sabor, calidad, practicidad o precio son muy diferentes.