Dicen los expertos que tener la visión para encontrar enseñanzas prácticas en cualquier momento de la vida es una gran virtud. A veces solo es necesario tener los ojos abiertos para encontrar enseñanzas de valor donde menos lo esperamos. Como muestra te voy a contar lo que puedes aprender sobre emprender a través de un concurso de reformas.
La sorpresa de aprender sobre una tema de la manera más inesperada.
En la televisión australiana existe un concurso de gran éxito llamado House of rules, que se ha exportado con éxito a no pocos países. En España se ha traducido como Reglas de casa y se emite en un canal TDT en abierto. Viendo este programa (que actualmente se sigue repitiendo) encontré muchos paralelismos entre los sucedido en él y el emprendimiento.
Cuando una ve un concurso de reformas, lo más que espera aprender es cómo se debe imprimar una barandilla antes de pintarla. Pero no espera obtener valiosas lecciones sobre emprendimiento. Sin embargo, así ha sido.
Te pongo en antecedentes. Este programa es un concurso en el que varias parejas concursan por un jugoso premio: el pago total de sus hipotecas. Semana a semana todas las parejas reforman totalmente una vivienda de sus competidores mientras los dueños de la misma descansan lejos de la obra. Para ello tienen que seguir una serie de escuetas reglas dejada por los dueños de la vivienda. Un jurado puntúa su trabajo al término de la misma, y también los propietarios cuando descubren el resultado final.
Para cada reforma cada pareja tiene asignadas unas estancias y un presupuesto. Este pueden gastarlo en ayuda con los trabajos, materiales, muebles… Y emplean mucho esfuerzo diseñando, comprando y realizando los trabajos necesarios.
Cuando todas las casas se terminan, se elimina alguna pareja y sigue habiendo nuevas rondas en las que se reforman los jardines de las vivienda o la casa de una ONG de acogida infantil. Al final solo quedan dos parejas y un trabajo final. Los votos de los televidentes y el jurado coronan a la pareja ganadora. Y esta gana el pago completo de su hipoteca.
Puedes preguntarte que se puede aprender sobre emprender viendo un concurso así. Y si realmente son lecciones de valor las que pueden sustraerse de él. Te las cuento y dejo en tu mano el que decidas si te parecen o no verdades sobre emprendimiento valiosas aplicables a tu negocio.
Lo que puedes aprender sobre emprender viendo Reglas de casa.
Lo que sepas hacer hazlo y lo que no externízalo.
Cuando se inicia un negocio y hay poco dinero, la tendencia es a hacer todo uno mismo. Pero eso no siempre es inteligente ni rentable. En ocasiones es mucho más fructífero encargar aquello que uno no sabe hacer por si mismo. Quedará mejor. Te dejará tiempo para lo que realmente sabes hacer bien. Y el resultado final no se resentirá.
Aprender a emprender implica saber qué trabajos delegar o encargar. Igual de negativo es querer abarcarlo todo que dejar todo en manos de los demás y sentarse a mirar cómo lo hacen.
Cuando uno prefiere alicatar pese a no haberlo hecho nunca en lugar de pagar por hacerlo y comprar azulejos más caros, acaba con unos azulejos muy bonitos mal puestos. Aplícalo al emprendimiento empresarial.
Deja siempre un dinero de reserva para imprevistos.
Tengas un buen presupuesto o vayas con el agua al cuello, reserva siempre un dinero. Si tu idea de negocio implica el trabajo por proyectos, no te pilles los dedos. Pero tampoco en todos los aspectos básicos de tu negocio. No puedes permitir que tu negocio muera al poco de empezar por no haber dejado una reserva de dinero al inicio.
Cuando crees que ya no necesitas nada más, no podrás hacer frente a ningún imprevisto.
Invierte siempre con cabeza.
Utilizar el corazón está muy bien, pero en el mundo de los negocios no se triunfa invirtiendo por impulso o como quien juega a la ruleta. Cada inversión debe estar bien meditada. Sopesa los pros y los contras. Analiza tus opciones. Y toma siempre la mejor decisión.
Tan negativo puede ser apostar siempre por la compra a la baja como hacerlo por antojo. Si quieres aprender a emprender, ten en cuenta que debes decidir sobre tu dinero con criterio y con un cuidado análisis. Lo demás es apostar al azar y cruzar los dedos para tener buena suerte.
No es buena idea invertir en lo superfluo y olvidarse de lo básico.
Sé fiel a tu estilo y a las necesidades de tus clientes.
Ser fiel a tu estilo te hará sentir cómoda trabajando. Te diferenciará de tus competidores. Y te permitirá un sello propio que puede ser tu imagen de marcas. Pero las necesidades de tus clientes son lo primero. Tu estilo no puede quedar por encima de sus requerimientos. Ellos son lo importante, no el añadir a tu portafolio un tanto que al cliente no le sirve de utilidad.
Ten a tu competencia siempre cerca.
Es importante que conozcas qué hacen y cómo lo hacen. Cuáles son sus puntos fuertes y débiles. Cómo afrontan los retos propios de la profesión. Lo que puedes aprender en cabeza ajena es importante. Y las pistas que de su negocio puedes aprender sobre el tuyo, también.
La colaboración estratégica entre competidores es buena idea, pero si abusas de la relación, lo pagas.
Sí, aprender a emprender también implica aprender a colaborar. Incluso con tus competidores. Una alianza en un momento dado puede ser muy beneficiosa para ambos. O la única solución para la supervivencia de ambos negocios.
Pero cuando una de las partes abusa de la buena voluntad de la otra, lo acaba pagando. Los clientes lo ven. Como en el concurso lo ven el jurado y los televidentes. Pero también puedes acabar con la paciencia de tu aliado y crearte un enemigo. Si se alía con un tercero en tu contra es posible que tengas todas las de perder.
Emprender un negocio y lograr el éxito puede pasar por saber en qué momentos colaborar con tus competidores. Pero siempre dejando claro qué es lo que cada uno debe aportar a la relación para que sea beneficiosa para ambos.
La seguridad es positiva, la prepotencia te aboca al fracaso.
Todo emprendedor debe tener decisión. Sentirse seguro es positivo. Saber tomar decisiones es necesario. Pero si te crees por encima de todos, la mejor, te crees infalible y que nadie tiene nada que enseñarte, entonces estás mucho más cerca del fracaso que del éxito.
Escuchar a los que saben más que tú ayuda a tomar buenas decisiones.
Aprender a emprender se hace emprendiendo. Pero también escuchando a los que saben más que tú de cuestiones concretas relacionadas con tu ámbito de negocio. Sus consejos pueden ser más valiosos que el oro.
No quiere decir que no los pongas en cuarentena. Y, de hecho, es inteligente hacerlo. Pensar sobre ello y analizarlo. Pero no ignorarlo sin pensar siquiera en ello.
En la vida, como en Reglas de casa, el consejo del experto bien digerido e inteligentemente interpretado e implementado puede dirigirte hacia en éxito.
Una buena idea no sirve de nada si no puedes llevarla a cabo en el plazo de tiempo del que dispones.
Como en muchos negocios, en el concurso el tiempo es clave. Una buena idea para un proyecto o para un trabajo no sirve de nada si no puedes convertirse en una realidad en el plazo adecuado.
Dejar un proyecto inacabado no es inteligente ni rentable. Tu imagen de emprendedora seria y solvente se resentirá. Eso si además no tienes que pagar unas multas por no haber satisfecho el trabajo acordado en el tiempo preciso.
Si es inabarcable en el tiempo, sencillamente tendrás que cambiar de idea. Aunque en principio parezca menos buena. Porque será factible. Y en el mundo de los negocios se pagan y se crece en base a realidades, no a ideas inacabadas. Si quieres aprender sobre emprender, no lo olvides.
Leer y entender las reglas te ayuda a ganar.
Cuando tienes un nuevo cliente debes saber exactamente qué quiere. Si él no sabe explicarlo, tendrás que desarrollar las preguntas precisas para averiguarlo. Si existen un contrato, tendrás que tener en cuenta todos los aspectos del mismo. Comprenderlas y utilizarlas a tu favor para lograr el resultado final que guste a tu cliente y te haga triunfar con tu emprendimiento.
No menosprecies ningún tipo de trabajo si quieres dirigir una empresa de éxito.
En el mundo de la empresa todo trabajo tienen un valor. No menosprecies a los que te parezcan menores porque probablemente no lo son. Todo es necesario para el éxito del negocio. Un emprendedor inteligente debe ser consciente de que una empresa es un engranaje. Y puede que todo falle si falla el aparentemente más pequeño e insignificante.
No condiciones la funcionalidad en aras de la apariencia. Pero sé consciente de su importancia.
La imagen es importante en el mundo de los negocios. Pero esta nunca merece la pena si implica falta de funcionalidad. Hablemos de la presentación de un proyecto, del diseño de tu web corporativa o de tu espacio de trabajo.
El factor sorpresa solo es válido si la sorpresa gusta.
Y esto se puede aplicar al emprendimiento y a otros aspectos de la vida. El mundo de los negocios no tiene por qué ser un espectáculo de magia. El factor sorpresa puede estar bien ocasionalmente. Pero si falla, te arrastra al fango.
Asume riesgos si son controlados.
Para algunos emprender es asumir riesgos. Y es verdad que comenzar un negocio es una aventura en la que hay que asumir riesgos. Pero de forma controlada e inteligente. Si quieres emprender con éxito no puedes ser kamikaze ni lanzarte al vacío sin red. Sé consciente de qué puedes jugarte y qué riesgos no debes asumir bajo ningún concepto si no quieres dar al traste con todo. Arriesgar por adrenalina no es bueno para los negocios.
Estas son algunas de las afirmaciones que he aprendido sobre emprendimiento a través de un concurso de reformas. Aprender a emprender es algo que ocurre día a día. Y la propia vida te da lecciones de valor sobre ello que merece la pena aprovechar.
