Si siempre es difícil organizarse el tiempo y encontrar un rato para una misma, aún lo es más cuando hay niños en casa y ya no decimos nada en el caso de familias monoparentales, en las que no hay una pareja con las que repartirse las labores. A menudo se habla de la dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar, pero eso es algo que ya conocemos, lo que nos interesa realmente es tratar de hallar soluciones o aprender a organizar nuestro tiempo.
Una cosa muy importante a tener en cuenta pero que a veces no somos capaces de discernir, es aprender a diferenciar lo importante de lo urgente. El tema prioridades es básico, y si se quiere abarcar mucho sin ser urgente, podemos dejar de lado lo que era urgente o simplemente agotarnos sin necesidad. A simple vista puede parecer una perogrullada, pero fíjate si es importante que es algo que se remarca especialmente en los cursos de formación de ejecutivos, y extrapolado a la vida diaria puede suponer la diferencia entre acabar el día estresada o simplemente cansada.
Una manera de repartirse el tiempo es “fragmentándolo”. No se trata de romper nada, si no de dividir el día en fracciones para determinar qué hacer en ese tiempo. Esto se hace porque algunas veces no sabemos dónde hemos perdido el tiempo, ¿un programa de televisión que nos atrapa y hace que nos olvidemos de la hora? ¿Nos entretenemos demasiado hablando con los compañeros a la salida del trabajo aunque llevemos con ellos todo el día? ¿Dejamos que esa vecina tan pesada nos coja por banda y nos entretenga un rato con conversaciones insulsas que ni siquiera nos agradan? Si lo miramos en fragmentos de dos o tres horas, seguro que descubrimos a dónde va a parar ese tiempo que podríamos utilizar de un modo mejor, recordando siempre que relajarnos y respirar es también algo que necesitamos de vez en cuando. No se trata de ocupar todo el tiempo en labores y más labores, por el contrario, puedes así encontrar un rato más para disfrutar con tus hijos o para descansar, por ejemplo.
Da importancia a tu tiempo. ¿Te empeñas en hacer la compra en las horas en que más llenas están las tiendas? ¿Haces cola en la peluquería por no haber pedido cita por teléfono? Valora tu tiempo y haz lo posible por no malgastarlo haciendo colas sin necesidad. Es mejor utilizar dos minutos en pedir cita, por ejemplo, que pasarse luego una hora muerta en la sala de espera, cuando en ese tiempo puedes hacer una de las mil cosas que seguro tienes pendiente o dedicarla a hacer algo que realmente te llene y te haga feliz.
Decide cuales son tus preferencias. El día sólo tiene 24 horas, y sin duda tienes obligaciones que te ocupan buena parte de ese tiempo, pero en tu mano está el anteponer unos quehaceres a otros en el tiempo restante. ¿Eres dormilona o sientes que tu cuerpo precisa de descanso? Intenta acostarte un poco antes; si cada semana intentas ganar ocho minutos más, en un mes habrás ganado ya más de media hora, seguramente sin ningún esfuerzo. En algunos casos será tan simple como apagar antes la televisión y en otros será cuestión de aprender a hacer cenas que requieran menos tiempo o darse más maña con las labores domésticas. ¿Para ti es vital verte con los amigos a diario? Sin duda te merecerá la pena hacerlo a la hora de la cena compartiendo en un bar unos pinchos, aunque para ello debas dejar de ir al gimnasio, por ejemplo. ¿Crees que un tiempo de ejercicio físico diario es lo que necesitas? Tal vez prefieras pagar a alguien para que te ayude con las labores del hogar unas pocas horas por semana, si para ti es más importante utilizar ese tiempo para acudir a la piscina o al gimnasio. Siempre tienes que tener claro qué cuestiones te importan más y a cuales estás dispuesta a renunciar.
Gana tiempo con las labores domésticas, cocinando el doble de cantidad cada vez cuando haces la comida y congelas una parte, así te evitarás cocinar muchos días. También es importante que aprendas a sacar partido a tu microondas, con lo que podrás preparar cenas sanas y nutritivas en pocos minutos y sin manchar apenas cacharros. Los minutos que trabajes de menos, sin duda tendrás mejor manera de emplearlos de la forma en que más te apetece.
Cuando compres una nueva prenda de ropa, además de todo lo que tienes en cuenta siempre, piensa también si te merece la pena que necesite planchado o lavarse en tintorería. ¿Estas dispuesta a dedicarle ese tiempo cada vez que tengas que lavarla? Recuerda que pocos minutos de cada actividad, pueden sumar el suficiente para que puedas dedicarlo a tu actividad favorita cada día.
Escribe una lista de la compra y no te la olvides en cada: si vas a tiro hecho, necesitarás menos tiempo que si te paseas por todos los pasillos del centro comercial (con lo que además te evitas la tentación de compras impulsivas) y el tener que volver al día siguiente a por algo que se te ha olvidado.
Si algunas veces no llegas a atender a tus hijos por causa del trabajo, seguro que puedes quedar con otra (u otras) madre (s) o padres de confianza y cada día recoger una de vosotras a los niños de ambas, de esa manera al menos algunos días andarás más desahogada.
Estas son solo alguna pautas para no sentirte agobiada en el día a día, y que pueden ayudarte mucho aunque a simple vista te parezcan pequeñas cosas. Recuerda que unos pocos minutos “ahorrados” en cada actividad, pueden suponer un buen rato para dedicar a tu descanso o a tu quehacer favorito.
Foto by Pixabay