El vestido blanco es un imprescindible del verano. Es una de las prendas de fondo de armario más socorridas de la temporada estival. De manga corta, de media manga o de tirantes, por encima de la rodilla y con cualquier tipo de escote. Siempre triunfa. Un tejido liviano, un corte que te favorezca, y será tu mejor aliado de temporada.
Un vestido blanco sencillo se puede llevar a cualquier hora del día o de la noche, todo depende de con qué y cómo lo combines. Puedes llevarlo a la playa con flip flop turquesas y un capazo a juego e ir perfecta, y llevar el mismo vestido por la noche con sandalias de pulsera y tacón alto rojas y cartera metálica, e ir igualmente perfecta.
A la hora de comprar un vestido blanco para fondo de armario debes tener en cuenta varias cosas:
– Que el corte te favorezca. Eso es primordial. Que te siente bien y te sientas a gusto llevándolo.
– Que el tejido sea liviano y fresco. Para que te sirva los días de más calor. Para los días menos calurosos, siempre están las chaquetas.
– Que tenga una altura justo por encima de la rodilla. Ni muy largo, ni muy corto. Para que pegue para el día y para la noche. Que sea adecuado para salir de copas o para bajar a la piscina. Que no se vea fuera de lugar en el centro de la ciudad, ni en un paseo marítimo, ni en un concierto.
– Que sea fácil de lavar, secar y planchar. Sobre todo lo último. Para que puedas lavarlo y colgarlo y con un planchado rápido poder ponértelo unas horas después. Te facilitará la vida sobre todo si lo llevas de viaje, porque ocupa poco espacio en la maleta y resuelve muchos looks.
– Que sea sobrio y sencillo. Para que con cualquier complemento vaya bien y no parezca que llevas siempre puesto lo mismo.
– Que puedas usarlo con sujetador sin que se transparente, remarque o haga feo. Por razones obvias.
– Que tenga un precio moderado, pero una buena calidad. Si quieres usarlo mucho, busca un tejido que tenga buen envejecer. Y un corte que no se pase rápidamente de moda.
– Que admita incorporarle detalles que cambien su aspecto. Por ejemplo, que tenga llugar para ponerle un broche llamativo para la noche o discreto para el día. O que puedas llevarlo con un cinturón de color a juego con el calzado. O que vaya bien con pañuelos y bandanas. Pero que te permita jugar a cambiarle el “aire”.
Las posibilidades que dan los complementos a este básico son muchas y para diferentes ocasiones. Puedes llevarlo con cazadora vaquera y sandalias de piel castaña para salir de verbena. O puedes combinarlo con complementos fluor para ir de discoteca. Combinado con complementos pastel, te irá bien para actividades de día. Juega con ellos y consigue nuevos estilismos fácilmente.
Para ganar tiempo a diario, puedes dedicar un día un rato a probarte el vestido con diferentes complementos, joyas, sombreros, bisuterías y chaquetas que tengas en casa para ver con cuáles te ves bien. Hazte unas fotos con cada uno y guárdalas en una carpeta en tu móvil. O escribe la combinación en un folio y pégala en la parte interior de la puerta del ropero. Así siempre podrás consultarlo rápidamente y decidirte por uno u otro estilismo.
No te quedes sin tu vestido blanco y disfrútalo cada verano.
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