Te contamos 8 trucos para hacer el mejor caldo de pollo del mundo. Mejor que el de tu madre y el de tu abuela. Para usar como base de sopas y guisos o para que puedas tomarlo tal cuál, calentito y reconfortante, para calentar cuerpo y alma. Tenlos en cuenta y disfrutarás de un caldo delicioso.
1.- Huesos si, carne, sólo tal vez. Si no tienes experiencia en cocinar, quizá te sorprenda, pero si, para hacer caldo es mejor usar huesos que carne. No se te ocurra gastarte un montón en un kilo de pechugas creyendo que obtendrás el mejor caldo de pollo, invierte un euro o menos en un par de carcasas, de las que quedan al deshuear un pollo, y verás qué maravilla. También puedes usar el cuello, las patas o los huesos de deshuesar muslos, si haces unos rellenos, por ejemplo. De ellos sacarás todo el sabor necesario.
2.- Si asas primero, ganas. Pasar por una plancha de cocina o incluso hornear los huesos previamente, hará que puedas sacar de ellos más sabor y un punto muy especial, y de paso darán un bonito color dorado al caldo. También puedes doras las verduras que añadas.
3.- Si añades verduras, mejoras su sabor. Cebolla y zanahoria, parecen imprescindibles, pero hay más posibilidades según los gustos, como puerros, hojas de lechuga, tomates, col blanca… Atrévete a probar hasta obtener tu combinación ganadora. Ya sabes que en cuanto a gustos, cada uno tenemos los nuestros y sólo encontrarás los tuyos, probando.
4.- Sí a las especias, pero con moderación. Un toque de especias da mucha gracia a un caldo de pollo, pero si te excedes, te lo cargas. Además, cuidado con las mezclas porque no todas las especias hacen buena pareja. Para un toque exótico, añade un anís estrellado y un trocito de jengibre fresco. Para uno más clásico, bayas de pimienta negra y una hoja de laurel. Para un caldo campestre, una ramita de tomillo seco y 3 o 4 bayas de enebro. Para
5.- No quieras correr, empieza con agua fría. Es cuestión de leyes de la física, si quieres que el sabor (y los nutrientes) de los alimentos sólidos pasen al líquido, éste debe añadirse frío y según se vaya calentando, los “absorberá”. No lo olvides porque es fundamental y uno de los errores más grandes en lo que al cocinado de caldos se refiere. La mayor parte de los caldos insípidos e insaboros lo son porque se han empezado a cocinar con agua caliente e incluso con agua hirviendo.
6.- Olvídate de la sal hasta el final. Y seguimos con leyes de la física aplicadas a la cocina. Para que el agua en que se cocinan los sólidos atrape todo el sabor de los mismos, no debe habérsele añadido sal. Pero, además, es que si añades sal y luego se reduce la cantidad de líquido, tendrás todas las papeletas para obtener un brebaje salado. Así que recuerda, la sal sólo al final y si vas a usar el caldo para hacer sopa, la sal cuando termines de prepararla.
7.- Un buen caldo se cocina poco a poco y con tiempo. No pretendas hacerlo en un cuarto de hora porque no obtendrás el sabor necesario. Puedes cocinarlo en olla rápida, es verdad, y acortar así el tiempo de cocción, de varias horas a una. Pero no te aconsejo hacerlo más rápido. Si hasta ahora te podía la impaciencia y apagabas el fuego antes de tiempo, hazme caso y comprobarás la diferencia.
8.- Desgrasar es fundamental. Un caldo de pollo sin desgrasar, no resulta agradable. déjalo enfriar muy bien, primero a temperatura ambiente y luego en la nevera, y retira con un colador la capa de grasa que queda en la superficie. Es inprescindible para obtener un caldo de pollo sabroso.
¿Preparada para poner en marcha estos trucos para hacer el mejor caldo de pollo del mundo? ¡Anímate y disfruta cocinando y comiendo!
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